40 años de la gesta de Malvinas: Los debates pendientes
Se cumplen 40 años del inicio de la Guerra de Malvinas, una gesta bélica bisagra en la historia nacional. A pesar que pasaron cuatro décadas de aquellos días, aún hoy despierta debates y pasiones latentes, lejanas aún a resolverse.
Una postura fácil a la hora de abordar la Guerra de Malvinas
desde sectores progresistas es una victimización de sus actores. Según esta
mirada, los “colimbas” –jóvenes de 18 años que se encontraban realizando el
Servicio Militar Obligatorio- fueron “arrastrados” con armamento ineficiente a
una guerra perdida de ante mano frente a la máxima potencia marítima del mundo.
En esta postura, el pueblo dócil se dejó manipular por la última dictadura que
buscaba perpetuarse en el poder. Esta mirada trasnochada del progresismo
pacificista niega el legítimo reclamo argentino de soberanía sobre las Islas
Malvinas. También cae sobre una postura gorila, al entender al pueblo como una
masa idiota incapaz de tomar conciencia de su situación.
Una respuesta por derecha es exaltar las virtudes patrióticas
de la gesta de Malvinas, glorificando a sus protagonistas –soldados y
represores por igual-. Esta mirada olvida que nuestros veteranos también
sufrieron la criminalidad de la dictadura, a veces en la forma de torturas:
delitos de lesa humanidad que aún deben enfrentar el alivio de la Justicia.
Así se plantea una falsa dicotomía de considerar a nuestros
veteranos como héroes o como víctimas, cuando en verdad fueron ambos. Héroes
nacionales que dieron la vida por la causa de la unidad de la Patria, su
integridad y soberanía, y también víctimas, usados como peones por una
dictadura decadente que ya había agotado su capital político para permanecer en
el poder.
Más complejos se vuelven los debates cuando buscamos en el
historial de las fuerzas patrióticas y de izquierdas. Con casi 40 años de
democracia ininterrumpida y de paz, resulta sencillo criticar hoy los horrores
de la guerra. Pero en 1982 la gran mayoría de las expresiones políticas
populares apoyaron la avanzada militar argentina.
Comunistas, trotkistas, maoístas y peronistas, de una
corriente u otra, apoyaron la gesta. Algunos mantuvieron su mirada crítica de
la dictadura, mientras que los menos directamente plantearon una alianza
abierta con la misma para enfrentar al invasor pirata.
Por dar un ejemplo, el Partido
Comunista (PC) apoyó el intento de recuperar las Malvinas, pero no perdió
ni por un segundo su postura crítica respecto a la dictadura genocida. El 3 de
abril de 1982 proclamaba: “El Partido
Comunista apoya decididamente la recuperación de las Islas Malvinas después de
150 años de dominación imperialista de la Gran Bretaña”. Pero al mismo
tiempo advertía:
“La reconquista de las
Malvinas no puede ni debe postergar la aspiración popular de terminar con ese
proyecto desnacionalizador que nos gobierna. Cabe desconfiar de quienes
exhortan a la ciudadanía a postergar la lucha por la democracia, el pan, el
trabajo y la independencia nacional globalmente entendida (…) Estamos
dispuestos a defender las Malvinas (…) pero no vamos a dar nada –y mucho menos
un cheque en blanco- para operaciones políticas continuistas que, escudándose
tras reivindicaciones territoriales justas, procuran la desmovilización del
pueblo”.
Hubo otros, como el maoísta
PCR que entendió que a partir del 2 de abril de 1982 la contradicción
dictadura-pueblo pasó a ser secundaria, desplazada por la contradicción
imperialismo-pueblo. Llamó entonces a estrechar en torno de las FF.AA.
genocidas un “frente nacional antiimperialista”.
Expresiones trotkistas como Palabra Obrera (antecedente del Partido Obrero) llamaron a extender la guerra a todos
los terrenos de la lucha, e incluso reclamar “armamento para los trabajadores”.
Tendencias peronistas y de la “izquierda nacional”
aplaudieron la iniciativa militar como “uno de los grandes momentos de la
emancipación americana”.
En otras expresiones que -al igual del PC- no perdieron su
mirada crítica sobre el gobierno militar encontramos a la combativa CGT-Brasil,
conducida por Saúl Ubaldini, la cual exaltaba “el coraje y la valentía de los
soldados que lucharon por las Malvinas” al tiempo que aclaraba: "No estamos aquí para hacer más fuerte la
posición del gobierno argentino, que es una dictadura, que no es un gobierno
elegido. Estamos aquí para explicar la posición del pueblo argentino, que ha
sentido por largo tiempo que los territorios perdidos debían reconquistarse.
Pero la reconquista de las Malvinas no modifica en modo alguno nuestros serios
problemas internos. No olvidamos nuestros objetivos de justicia social".
La gesta patriótica de Malvinas estuvo atravesada por su
contexto histórico. La irrenunciable crítica a la dictadura genocida no puede
alejarnos del justo reclamo de soberanía sobre nuestro territorio, aún hoy
usurpado por el colonialismo inglés. Honrar la memoria de nuestros veteranos y
caídos en la Guerra se traduce en continuar con aquel reclamo, al tiempo que
debemos recordar cómo la sociedad y sus expresiones políticas los acompañaron
en el fervor de la lucha, para luego “olvidarlos” en los sótanos de la
democracia neoliberal, lugarteniente del imperialismo.
- Lucas Nigoevic.
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