Día de la victoria: El triunfo rojo sobre Berlín y la mitomanía de las élites.

De los prolíficos ríos de tinta propiciados por los filósofos ilustres de la Francia del siglo XVIII,podemos traer a colación la lúcida frase del socialista utópico Jean Meslier quien supo instar a las amplias masas del pueblo llano,ante las postrimerías del orden feudal, a alzarse contra la tiranía sanguinaria de la aristocracia. “Uníos todos en la decisión unánime de liberaros de este yugo odiable y repugnante” fue la tajante y resuelta proclama del “cura ateo” que supo interpretar las miserias y penurias del campesinado de su época.Dos siglos luego de este revolucionario grito,la humanidad se convocaba a unirse en esa decisión terminante de despojarse del despreciable yugo.Un 9 de Mayo de 1945 en Berlín se dio cita la reyerta ecuménica más encarnizada de la historia;bajo rojas banderas teñidas con la sangre de miles de hombres y mujeres ,civiles y militares, que regaron con su vida los campos de batalla ,la historia se había encaramado en la consecución de la ofensiva final ante la maquinaria belicista nazi desde el 16 de Abril de ese mismo año. 



Han transcurrido setenta y siete años desde que se erradicó el parásito hitleriano,y las implicancias  de este conflicto manifiestan su magnitud de plena y cruda vigencia en la conciencia histórica de la humanidad.

Consideraciones nodales para la comprensión del nazifascimo:

El fenómeno que suscitó durante la década de los 30´ Adolfo Hitler y su ideario profundamente reaccionario ,debe ser comprendido como una consecuencia correlativa a una necesidad histórica concreta,esto es;las expresiones políticas que se dieron lugar tanto en  Alemania como en Italia,España,Croacia y Japón - entre otros- durante finales de la década del treinta y principios de la del 40’ del siglo pasado,fueron el producto histórico por antonomasia de la necesidad de proteger el status quo de una burguesía que se veía cada vez más acorralada por el creciente fortalecimiento de la organización política de la clase trabajadora, que poseía como derrotero ideológico la experiencia de la edificación socialista en la Unión Soviética. En un estadio histórico signado por la miseria y las condiciones materiales de vida paupérrimas fruto de una crisis económica catastrófica,el experimento de una nueva forma de estructuración socio-económica de la vida humana que era tangible en ese mundo convulsionado, servía de acicate para la lucha de los pueblos trabajadores de los países capitalistas y un gran dolor de cabeza para las élites económicas.Como bien supo decir Georgi Dimitrov “El fascismo en el poder es la dictadura terrorista abierta de los elementos más reaccionarios,más chovinistas y más imperialistas del capital financiero”.

En el caso concreto de Alemania,los balances negativos en términos geopolíticos que propiciaron el Tratado de Versalles,más la creciente influencia de los comunistas que se registraba en el seno del proletariado dieron lugar a que la élite económica alemana se vea profundamente amenazada por el temor permanente de la revolución social,por tanto  vió en el proyecto político radical de  Hitler y sus acólitos, una posibilidad de neutralizar las condiciones anteriormente explicitadas hecho que no era posible dentro de los marcos de la legalidad democrático-institucional propios de la República de Weimar. Es así,que dicho proyecto fue refrendado,por acción u omisión,por estos sectores.De este modo,con un autoatentado de pormedio,se daba a luz a uno de los carices más crueles y sanguinarios de la dictadura del capital,el cual hizo gala no solo de un anticomunismo rabioso sino de un antisemitismo impetuoso que a fin de cuentas puede ser sintetizado en un antihumanismo unilateral.


La sangre,el sudor y las lágrimas,esfuerzos titánicos de los pueblos antifascistas:

La Segunda Guerra Mundial acaeció como un gélido manto de muerte y penúria colocado en la vida de miles de personas a lo largo y ancho de Europa,por parte de una entente de perfidas bestias fascistas con la innegable aquiescencia de las clases dominantes de sus respectivos países. Como bien se afirmó unos renglones arriba,las ansias guerreristas de Hitler y sus seguidores fue una respuesta imbricada en el curso histórico perfilado para refrendar las relaciones de producción capitalistas,que se veían amenazadas por la creciente concientización del movimiento obrero internacional en general,y el europeo en particular.En tanto la patria de los soviets opuso un deliberado y tajante apego a la garantía de la paz entre los pueblos,las élites económicas de las democracias capitalistas de occidente,entre ellas Francia y Reino Unido apostaron por un manejo ambiguo de la escalafonaria consolidación del régimen opresor alemán. Es desde esta tónica,que se puede dimensionar los sacrificios realizados por los pueblos trabajadores y campesinos que fueron los contendores heróicos ante la avanzada germana sobre europa en su afán imperialista de disputar y hegemonizar mercados y esferas de inversión.Innumerables son los ejemplos de aquellos seres humanos que en  las latitudes más remotas de la ingente extensión por la cual se desplegaron los ominosos soldados del Führer ,supieron dar demostración descollante de la gallardía antifascita.Y aquí es donde cabe resaltar el rol determinante de la por entonces joven Unión Soviética,como factor decisivo en la destrucción lapidaria del Tercer Reich.Hechos como el masivo traslado del colosal complejo industrial edificado durante los primeros dos planes quinquenales,dispuesto en las zonas occidentales del territorio sovietico como Leningrado - hoy San Petersburgo - o el Este de Ucrania ,consolidando poderosos núcleos de fabricación militar en la zona del Volga y los Urales como Tankograd donde se elaboraban los poderosos tanques K-V1 y los IS-2 o el complejo Uralmashzavod que construía los míticos tanques T-34,que implicó el éxodo de decenas de miles de ciudadanos civiles; la política de “tierra quemada” que consistía en la destrucción e incineración de todos aquellos recursos que pudiesen contribuir a sustentar a la tropas invasoras,lo cual representaba el desestructurar  los avances y victorias científico-técnicas del poder socialista soviético y su planificación económica;el inmenso sacrificio de todos los habitantes por contribuir a elevar la productividad,subrayando los elementos de vanguardia encuadrados en estructuras  como el movimiento stajanovista;la instrucción militar a formaciones irregulares estilo guerrilla que se mancomunaban con el rumbo general de la lucha del Ejército Rojo,enmarcado en la proyección de defensa  a través del Plan de Movilización MP41 y el Plan de Defensa Estatal DP-41,que en conjunto destrozaron a las tropas germano-fascistas y a sus métodos de la blitzkrieg;la significancia en términos de pérdidas ,tanto humanas, que según fuentes extraídas del estudio realizado por el Comité Estatal de Estadísticas de la Federación Rusa publicado en el año 2001,en donde según datos del mismo se concluye que en lo referido al periodo comprendido entre los años 1941 y 1945(esto es,el periódo de la Gran Guerra Patria) la URSS tuvo una merma poblacional de 26,6 millones de seres humanos con unos 25 millones que quedaron sin techo ,y las pérdidas materiales,que significaron un tercio de la economía nacional soviética menoscabada,de donde se puede resaltar las destrucciones parciales o totales en la región occidental de 1.710 ciudades,más de 73.000 aldeas,más de 100.000 koljoses y sovjoses,65.000 empresas industriales,1.135 minas y  65.000 kilómetros de vía férrea ;o simplemente el compendio de hombres y mujeres que fueron destacados combatientes de la causa mundial de la humanidad progresista,los cuales se sublimaron  a modo de sinónimo de intrepidez y sagacidad en las páginas de la historia, como las francotiradoras Lyudmila Pavlichenko y Roza Shánina,aquellos indómitos partisanos sintetizados en figuras como Lepa Radic y Julius Fucik,la tripulación a cargo del tanquista Semyon Konovalov quienes supieron destruir 16 poderosos tanques alemanes,2 vehículos blindados y 8 camiones,los 28 héroes de Panfilov o las proezas militares de Leningrado,Stalingrado,Sebastopol y Kursk,dan pruebas legítimas  de las hazañas a las que fueron conducidos estos pueblos por la imposición de la guerra.


Patología crónica de una clase en descomposición:

…Miente,miente y miente que algo quedará…ese es el mantra sine qua non del nazismo,esbozado por el “flamante”ministro de propaganda del Reichstag,Joseph Goebels. Ante este corolario se persigna la rancia historiografía procedente del riñón de la clase explotadora de nuestros días.Cierto es que haber erradicado de la faz de la tierra a los zánganos fascistas fue un hecho que le valió al pueblo soviético el galardón de ser el gran destacamento de luchadores contra la barbarie nazi,pero no así ocurrió en los anaqueles de la historia que propalan los centros de formación intelectual oficiales;los verdaderos capitalizadores y vencedores en el plano cultural,que determina la forma de reflexionar de cientos de miles de personas,fueron los Estados Unidos de Norteamérica,más en concreto su complejo militar-industrial con un adocenado bastión de producción formativa que vierte su influjo maniqueo en las academias y en la opinión común desde la finalización de la Segunda Guerra Mundial hasta el día de hoy.

Sobradas son las argucias aupadas por la “racionalidad del mundo libre” que intentan demonizar y reducir a la mínima expresión las acciones geoestratégicas,militares,económicas y diplomáticas de la URSS. Haciendo un repaso riguroso sobre la historia,se pueden dilucidar los esfuerzos de esta última en un sin fin de momentos por salvaguardar la paz.

Desde las perversas manipulaciones sobre el Holodomor en Ucrania por parte de William Randolph Hearst y sus delincuentes pagos que intentaban ser pasados como corresponsales periodísticos, hasta nuestros contemporáneos paladines de la libertad,pasando por personajes nefastos y enfermizos como Alexander Solzhenitsyn o Robert Conquest, el argumento que se estila reiterar con mayor encono,se cierne en torno al pacto Molotov-Ribbentrop,afirmando las más disparatadas sandeces que se autofundamentan por el mero hecho de ser ellos mismos;una aplicación sistemática y deliberada de la falacia de ad verecundiam o de autoridad,para aquellos que gustan del análisis de la argumentación.

El hecho es que se intenta exponer bajo este “argumento” a la URSS y a las malvadas perversiones tiránicas del despiadado estalinismo como la cómplice sanguinaria del nazismo;estupideces todas que carecen de contrastación con la realidad y que distan de ser un reflejo científico de los hechos,como muchas veces se las intenta presentar.

Diplomáticamente hablando,se pueden constatar  las acciones del Estado Socialista Soviético destinadas a forjar un dique de contención a la proliferación de las ideas y acciones fascistas desde un primer momento.En 1933,con un Hitler ya consolidado en el poder,la URSS comprende la necesidad de aunar esfuerzos en términos políticos para combatir el auge fascistizante,ya que las alarmas por el peligro inminente de una guerra se habían encendido;Hitler en su Mein Kampf supo decir “Rusia no puede ser aliado. No puede haber dos potencias continentales en Europa” y más adelante deja expuesto su subordinación al capital internacional afirmando “Solo nos queda un entendimiento posible y ese es con Inglaterra”.Así se comenzaron a dar denodados esfuerzos por la unidad de las fuerzas progresistas y democráticas por parte del Estado socialista en pos de detener a toda costa la crónica belicista ya anunciada, por el nacionalismo extremista alemán . En tanto a  lo que a la Comintern refiere,se manifestó la misma voluntad unitaria de enfrentar al fascismo dando como resultado la política de movilización de los Partidos Comunistas del mundo por los Frentes Populares,que tuvieron su aplicación práctica en países como Francia,con el gobierno de León Blum,en Chile con la coalición político-electoral que en 1936 concentraría esfuerzos para enfrentar a las formas del fascimo criollo y en España con la proclamación de la Segunda República.Sobre esta última vale pena detenerse,ya que evidencia el ambiguo y dubitativo proceder con el engendro fascista que entronizaron  las democracias capitalistas occidentales;mediante el Comité de no intervención países como Francia y Reino Unido,apostaron a un estéril desentendimiento de los hechos que acontecían en la españa republicana donde florecía el falangismo franquista con apoyo militar de Adolfo Hitler y Benito  Mussolini.Esta pretendida ignorancia sobre lo que estaba en juego en la llamada “Guerra Nacional Revolucionaria” no fue el único momento de los prolegómenos  de la Segunda Guerra Mundial,que evidencia el manejo vacilante de occidente con el fascismo que devendría en su consolidación y afianzamiento posterior. Se puede enunciar el acuerdo naval germano-británico del año 1935,que permitió a la alemania hitleriana rearmar su flota de guerra hasta un 35%,pero sin dudas la concesión más vergonzosa fue la entrega de los sudetes checoslovacos mediante el pacto de Munich firmado en el año 1938.

Por otro lado,en lo que a la batalla de Berlín refiere,los mentados tanques intelectuales del establishment no escatiman en tinta ni saliva para presentar dislates ahistóricos que contribuyan a alimentar  la retórica antisoviética y rusofóbica.De todos ellos podemos tomar,como ejemplo alusivo, las supuestas violaciones masivas a mujeres cometidas por el Ejército Rojo en su ingreso a la capital del Reichstag.Como bien marca el estudio de la profesora  Elena Senyavskaya esta  idea que  posee su antecedente en la propia propaganda nazi la cual presentaba a los soldados soviéticos como un cuerpo militar de bestias asesinas y violadoras, dispone de su continuidad con Helke Zander y Barbara Yor con su libro “Liberadores y liberados”.En el mismo se marca que los abusos de las tropas soviéticas se pueden cuantificar en 2 millones de mujeres ¿cómo se llegó a esta conclusión? tomando los registros de nacimientos de un hospital de Berlín,infierieron que todos aquellos nacidos entre los años 1945-1946 que registrasen un padre ruso eran producto,lisa y llanamente,de una violación.Este disparate que carece de un asidero material constrastable,fue estimulado sin cuestionamiento por el historiador brítánico Anthony Beevor con su texto “Caída de Berlín”.

Conclusión:
El balance que podemos obtener de este somero análisis,dispone de un profundo sentido de la verdad y de la justicia histórica;asimilar la inmensa labor que los pueblos trabajadores supieron llevar a cabo para derrotar a la bestia hitleriana y honrar a los miles de centenares de seres humanos que fueron víctimas de esta,implica dar por tierra con las falacias y tergiversaciones desembozadas que han logrado inculcar los historiadores a sueldo de la pestilente burguesía norteamericana,en el pensamiento de la población mundial.

-Luca Mateo Gonzalez Segovia-



Bibliografía:



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